lunes, 12 de noviembre de 2012

Contaminación Cuando La Tecnología No Concuerda Con La Moda, Deviene en Basura


La industria de la electrónica y las nuevas tecnologías son las de mayor crecimiento en los últimos años en el mundo entero y, en consecuencia, su basura. En la Argentina, cada habitante desecha, anualmente, dos kilos de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos que, por ser tales, están formados por una mezcla compleja de materiales entre los que se incluyen sustancias tóxicas -como cromo, plomo o cadmio-, lo cual los convierte en despojos peligrosos.Celulares, televisores, como así también los equipos de audio y video , entre otros objetos de la vida cotidiana, componen un grupo de desperdicios de gran crecimiento en nuestro país, y este crecimiento, junto con el vertiginoso recambio de los artefactos, hace que se genere un acrecentamiento de residuos electrónicos de manera brusca y continua en todo el territorio global generando contaminación.En este sentido, el auge de la telefonía móvil originó que se introduzca gran cantidad de nuevos y mejores aparatos; lo que, inevitablemente, lleva a los cestos de basura a los pretéritos y obsoletos resultando contaminación.Así, el suplemento tecnológico y el consumo de dispositivos electrónicos es tan elevado que todo lo anticuado –o no tanto-, pasa rápidamente a ser chatarra. Tal es así que “el ciclo de vida de un teléfono celular es de 2 años, así como también existe una fuerte migración de la TV o los monitores a las pantallas planas de plasma o LCD; de las video caseteras al DVD, y de los equipos de audio al MP3”, aseguró el biólogo y director de EcoGestionar y de Escrap (una red de operadores del mercado de la basura electrónica), Gustavo Fernández Protomastro.Los residuos electrónicos son un inconveniente ambiental, de contaminación y uso ineficaz de recursos. Sin embargo, la acumulación de estos desperdicios, que constituye un gran inconveniente, se convierte de a poco en un negocio provechoso. En la Argentina, la legislación al respecto es incipiente y surgen empresas que se dedican al reciclado, tratamiento y disposición final de estos residuos.Existen en la República Argentina dos normas que limitan lo que se puede descartar: las Leyes 25.612 y 24.051 (de residuos industriales y de desechos peligrosos respectivamente). Sin embargo, “ambas leyes resultan insuficientes porque se torna difícil decidir el destino de los aparatos electrónicos que ya no se usan, ya que los productos electrónicos deben ser manejados de acuerdo con las normas de seguridad, higiene y Medio Ambiente específicas, y en la Argentina todavía carecemos de una legislación específica que limite lo que se pueda descartar”, afirmó Gustavo Serafín, de la Unidad de Residuos Peligrosos de la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación.La red Escrap, que lucha contra la contaminación, y de la que forman parte tanto Silkers (una de las primeras empresas de reciclado de chatarra y residuos ferrosos y no ferrosos) como otras compañías y organizaciones no gubernamentales, brindan la posibilidad de ligar a quienes se despegan de artefactos electrónicos y aquellos que pueden valorizar esos restantes mediante el rehúso.Las especulaciones de venta de los empresarios de artículos eléctricos y electrónicos aprobaron  que, en el año 2010, huvo un mínimo de cinco millones de equipos obsoletos. En este sentido, Fernández Protomastro advirtió que “de no mediar un manejo adecuado, la chatarra electrónica terminará en basurales que no fueron concebidos ni se hallan preparados para manejar los residuos de aparatos eléctricos.”Desde la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (SayDS), se sugieren como peligrosos a los artefactos tales como televisores, computadoras, baterías y monitores desechados por estar éstos compuestos de plomo, cadmio, cromo, PBC y bromo.Los adelantos en tecnología y el feroz mercado consumista, dieron cada vez mayor lugar a la existencia de este tipo de aparatos que, una vez cumplida su vida útil, pasan a generar un residuo un tanto especial. Por esto se debe razonar que el reciclaje de los añejos aparatos electrónicos ahorra recursos naturales insuficientes y preserva el medio ambiente. Entonces, la reutilización de productos tecnológicos tiene una doble ventaja: se evita –por un lado- generar mayor volumen de residuos, y -por el otro-, sus componentes pueden volver a ser utilizados por la industria. 

















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